17 sep 2009
ADIOS SOLTERIA CAP 5*
ADIOS SOLTERIA CAP 5*
POR Xareni *Hime chan*
Y
Rocío *Tsuyu ryu*
*NOTA: Todos los personajes y nombres le pertenecen a Stephanie Meyer.
EPOV
¿Cómo podía una humana tan delgada y pequeña aferrarse con tal fuerza? Por más que intentaba, la mesera no me soltaba, como si su vida entera dependiera de estar pegada a mí. Emmett reía tanto que temí que fuera a romper una de las mesas, mientras que Jasper y Seth reían detrás de él. Claro, Seth era el único aquí que sabía bien EXACTAMENTE lo que pasaba.
‘Edward es un suertudo…’ escuché decir a Seth, mientras nos miraba. No sería tan afortunado si mis hermanas (o Bella) se enteraban de esto algún día.
‘Por favor… elígeme a mi… por favor…’ pensó la mesera, y vi en su mente varias imágenes que hubieran hecho sonrojar incluso a Emmett… basta decir que la incluían a ella, a mí y a cierto libro de posiciones de origen indio.
“¡Jasper, te juro que si voy a…!” grité, entre nervioso y molesto, cuando unos labios me interrumpieron. La mesera, en un arrebato de pasión cortesía de mi hermano, me había besado en los labios. Yo logré reaccionar a tiempo para apretar firmemente la boca y evitar algún ‘accidente’. Cuando ella se detuvo, noté que el bar entero estaba en silencio, mirándome.
‘¡Porque Cullen tiene que acapararlas todas!’ se quejó Tyler.
‘… ¿porque no traje cámara?’ pensaba Seth, y de nuevo vi en su mente una imagen de Jacob. Ya me imaginaba su reacción. De pronto, Mike se levantó tambaleante –ni siquiera supe de donde había sacado fuerzas para eso- y me miró con rabia.
“¡Eres un *hic* desgraciado, Cullen! ¿Qué no *hic* te basta Bella? ¡Cómo puedes *hic* engañarla así?” me gritó. Yo, furioso, finalmente conseguí alejar a la mesera, que miraba a todo mundo con expresión confusa… Jasper ya no estaba usando su don.
“Por si no lo notaste, Newton, yo no respondí a…” respondí, cuando de pronto escuché un griterío inmenso, seguido de varias manos y brazos en mis hombros y brazos.
“¡Eso es, Edward, disfruta tu último día de soltería!” gritó Ben, dándome unas palmadas en el hombro mientras Seth silbaba con aire pícaro. Sentí de nuevo el brazo de Emmett sobre mi hombro, mientras Jasper seguía riendo.
“¡Aprendan, señores! ¡así se conquista a una dama!” dijo mi hermano. ‘Bueno… también haría falta Jasper, pero en fin… dejémoslos soñar’ añadió mentalmente, y me eché a reír junto con él. Sentí de nuevo la oleada de inmensa felicidad y euforia, y vi que Jasper me hacia una señal de triunfo con la mano.
‘Maldito Cullen… ¡suertudo! Quien hubiera dicho que…¡mmm, que piernas!...’ Me eché a reír con más fuerza cuando escuché a Newton; su mente, ya de por si afectada por tanto alcohol, ya era la de antes. Seguía riendo cuando Emmett me llevó hasta la mesa de Jasper, donde –curiosamente- ya no estaba ni Seth ni Ben. Creí verlos bastante entretenidos charlando con un par de meseras… y por lo que yo podía leer, ellas no los iban a dejar ir tan pronto. Me senté junto a Jasper, y Em se sentó a mi lado.
“¿Qué pasa?” pregunté, sin saber si deseaba saberlo o no.
‘Otro regalito mas… privado’ pensó Em, y me guiñó un ojo. Yo tragué saliva solo de imaginar los posibles significados de eso. Sin embargo, Jasper sonrió y me puso enfrente un vaso, lleno de un líquido rojo que olía asombrosamente bien… no, no podía ser, ¿o sí?
“Un pequeño lujo como festejo” dijo Jasper, y acercó otro vaso a Emmett. Después se colocó uno frente a él. Yo lo miré con los ojos bien abiertos.
“Espera, Jasper… ¿no es…?” dije yo, con un tono significativo que hizo que Emmett riera y que Jasper asintiera sutilmente.
‘Sip. Sangre humana… cortesía del banco de sangre del hospital’ explicó Em. Yo miré de nuevo mi vaso con una mezcla de curiosidad y temor. Si nos atrapaban…
“Carlisle fue muy amable de conseguir el ‘vino’” dijo Jasper, sonriendo y me hizo una seña para que tomara el vaso. Cuando lo hice, ya no pude recordar las protestas… mi razón quedó hecha a un lado: era un aroma tan delicioso, en nada comparable a mis presas pero tampoco lo suficiente como para compararlo con Bella.
‘¡Vamos! No es común tener este tipo de lujos… no fue fácil, así que será mejor que lo disfrutes’ pensó Emmett. Pude ver en sus mentes que estaban tan extasiados como yo ante el aroma.
Por un instante, pensé en lo que pasaría si alguno de los chicos intentara probarlo… pero el ánimo de Emmett era contagioso, y sin duda el entusiasmo de Jasper se estaba transmitiendo. Recordé todas las veces en que le había dicho a Bella, en tono de broma, lo cansado que estaba de ser tan responsable… un poco de rebeldía no iba a matarme, ¿o sí? Mis hermanos levantaron sus vasos y me esperaron… mandé al demonio toda mi cautela y choqué mi vaso con los suyos.
“¡Bien, Edward!” dijo Emmett. Yo tomé mi vaso y, de un solo trago, me bebí el contenido. La sensación fue indescriptible… hacía siglos que no probaba nada tan bueno. Y, aunque no me hacía arrepentirme de mi elección, debía admitir que era agradable. Jasper y Emmett me imitaron, y los tres dejamos caer nuestros vasos de golpe sobre la mesa con un suspiro de evidente placer.
“¡Rayos! Había olvidado lo bien que sabe esto” dijo mi hermano, mirando su vaso como si con ello pudiera volver a llenarlo. Jasper parecía estar en el paraíso.
“Si… es decir, no me arrepiento de mi dieta, pero ya extrañaba esto. ¿Tú no?” me preguntó Jasper. Yo asentí de inmediato.
“Estoy de acuerdo… lástima que uno deba sacrificar tanto para probarlo…” dije yo. Los tres nos reímos. Para mi asombro, Jasper volvió a llenar nuestros vasos con una pequeña botella oscura que tenía oculta bajo la mesa.
“Jasper… eres un genio” lo alabé. A mí jamás se me habría ocurrido ocultar sangre y hacerla pasar por vino. Él me dedicó una sonrisa.
“Yo no… Carlisle. Fue él el de la idea” dijo Jasper. ‘Raro, ¿no? Te hace pensar…’ pensó él. Definitivamente raro.
“¡Pues admiremos la experiencia… AMPLIA experiencia, de nuestro padre! ¡A tu salud, Edward! Y que la vida de casado sea mucho mejor que la de soltero” dijo Emmett, guiñándome un ojo para luego volver a su bebida.
“Gracias, Em” le dije, y tomé otro sorbo. Sin embargo, mi pequeño momento de despreocupación desapareció cuando Tyler se acercó a nuestra mesa.
“Vaya, vaya… con que celebrando aparte ¿eh?” dijo él. Mis hermanos y yo le sonreímos con inocencia… rogando mentalmente porque no notara la consistencia inusual del líquido en nuestros vasos. Para nuestra desgracia, Tyler se sentó con nosotros, seguido de pronto por Ben y Seth.
“¿Es eso vino?” preguntó Ben, curioso. Seth, sin embargo, nos miró con cierto asombro y luego a nuestros vasos… si, él sabía bien que era.
‘¿Aquí? Si los descubren…’ pensó Seth. Yo traté de hacerle un gesto tranquilizador, pese a que yo estaba pensando lo mismo.
“¡Oigan, que malos son! ¿Por qué no lo comparten?” se quejó Tyler. Emmett rió como tonto, pero Jasper y yo nos miramos por unos segundos mientras yo leía en su mente la coartada. Mi hermano se encogió de hombros con culpabilidad.
“Lo siento… es que ya no hay. Solo alcanzaba para nosotros” se disculpó Jasper.
‘Egoístas’ pensó Tyler. Si supiera lo que realmente bebíamos, seguro echaría a correr.
“Bueno, no sabía que les gustara el vino” dije yo. Ben y Seth sonrieron.
“No importa, Edward. A mí no me gusta” dijo Ben.
“Además, el festejado eres tu ¿no? Tienes derecho a ciertos ‘privilegios’” dijo Seth. ‘Si Sam se entera de esto… ¡rayos! Voy a tener que andar con cuidado…’ Pobre Seth. Yo sonreí con sinceridad, aunque Tyler no parecía muy convencido.
“Lástima… me habría gustado probarlo” dijo él. Yo le hice una señal a Jasper cuando escuché las mentes de dos chicos detrás de mí, discutiendo por una mesera. Mi hermano lo notó de inmediato y usó su don en ellos… oí su repentina furia mental, y no mucho después oí el sonido de sus golpes mientras intentaban golpearse y el resto los detenía. Curiosos, Tyler y Ben voltearon a ver.
“¡Pelea! ¡Pelea!” gritaba el resto. Jasper los miró con cierta culpa, pero era necesario; necesitábamos la distracción. Emmett, Jasper y yo entonces aprovechamos que no nos miraban y nos terminamos la ‘bebida’, mientras Seth hacia un inconsciente gesto de asco.
‘Bueno, cada quien su gusto’ pensó con resignación. Tyler entonces volteó a vernos, y Jasper le mostró la botella vacía. Eso había estado cerca.
Debí haberlo sospechado… después de todo, ya habíamos terminado cerca de exponer lo que éramos antes, en la 5ª (¿o era 6ª?) despedida de Emmett. Los tres tuvimos que huir corriendo cuando el amanecer nos encontró en aquella playa… parecía que eso de arriesgarse era tradición en nuestras despedidas. De pronto, una de las meseras se acercó a Emmett y le murmuró algo al oído… y casi me estremecí al escuchar. Oh, no…
“Muy bien, señores, llegamos al momento… el momento en que nuestro querido Edward aquí presente probará por última vez las delicias de la soltería” dijo Emmett, levantándose. Todo el bar lo vitoreó. “Ahora sí, ¡que comience el baile!” gritó mi hermano.
Oh, no… no era una bailarina… ¿o sí?